El amor que decimos profesar a nuestro Señor nos obliga a trabajar por implantar su reino en este mundo. Un reino de paz, de amor y de justicia. Un reino donde todos seamos hermanos, hijos del mismo padre, que es Dios. Un reino que no se instaura con armas, ni con imposiciones, sino con el ejemplo de cada uno de los que tenemos fe en el Salvador. Si nos esforzamos en esta misión, nuestra alegría será grande. Porque estaremos trabajando por hacer realidad los mandatos del Señor y no hay alegría mayor que hacer su voluntad.
La bondad es lo que importa, pues es el bálsamo que pone un poco de suavidad en cualquier amarga llaga – San Pío X
No nos cansemos nunca de obrar con bondad, pues es lo que Dios quiere de nosotros. Si así lo hacemos, estaremos inmunizados