La grandeza de lo que hacemos está en el amor que ponemos en ello. No nos lamentemos de nuestras pocas fuerzas o de la escasa capacidad que tenemos para llevar a cabo importantes acciones. Dios no nos exige cosas imposibles, sino que reconozcamos nuestra pequeñez y que lo que hagamos por Él, aunque sea insignificante, lleve una gran carga de amor.
Pidamos que el nombre de Dios sea santificado en nosotros por nuestra vida – San Pedro Crisólogo
Las palabras de alabanza al Señor nuestro Dios sirven de poco si no van acompañadas de los hechos de vida que demuestren