La paciencia es una virtud muy frágil. Nos cuesta a todos ponerla en práctica en muchos momentos de nuestra vida diaria. Solemos caer en la tentación de perder los nervios cuando no nos dan la razón, o cuando nos sacan los colores o cuando alguien nos adelanta en estima y valoración. Pero si hemos de ser pacientes con los demás, probablemente nos ayude a ello si practicamos la paciencia con nosotros mismos, convencidos de que con paciencia todo se alcanza.
No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros. – Papa Francisco
No nos quieres tristes ni amargados. Tú, Señor, buscas que nuestros corazones estén siempre alegres, que seamos cristianos que sabemos vivir el