Muchos son los hombres y mujeres, de todo estado, raza, cultura y edad, que han sido valientes al proclamar su fe inquebrantable en Cristo. Por él han dado su vida, sufriendo, en la mayoría de las ocasiones, grandes tormentos antes de morir. Los mártires son la fuerza que mantiene firme a la Iglesia. También son un ejemplo hermoso para todos los creyentes. Morir por proclamar la fe en el Señor Jesús no corresponde a una etapa histórica pasada. También ahora hay cristianos que son martirizados. Probablemente a nosotros no se nos ofrezca la palma del martirio, pero sí se nos presenta, día tras día, la ocasión de vivir de acuerdo con la fe que hemos recibido.
Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mi vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse – Papa Francisco
Tengo mucho más de lo que necesito para vivir. Busco tener más, creyendo que cuanto más posea seré más dichoso. Me engaño