Hay que ser valientes para vivir la fe, defenderla incluso con lo más valioso que tenemos: la vida. A nosotros es probable que no se nos pida llegar a tanto, pero sí que ejerzamos la caridad con los demás, aunque comporte grandes sacrificios, con una sonrisa salida de lo más hondo de nuestro corazón. Ser buenos empieza por no hacer daño a nadie, y sí por ayudar a todos, incluso a los que nos caen mal. A veces una palabra puede hacer mucho bien.
No podemos traspasar los lazos de nuestro ángel guardián, resignado o resentido, siempre escuchará nuestros suspiros – San Agustín
Sí, el guardián que nos ha sido asignado personalmente por el Señor está siempre a nuestro lado y nos acompaña en todo