A veces tenemos la valentía de reconocer que algo que hemos hecho, o dejado de hacer, no ha sido correcto. Pero no basta con reconocerlo, aunque sea un primer paso positivo. Es preciso que prometamos corregir lo que hemos hecho mal. Porque llorar la culpa conlleva la promesa de que nos esforzaremos al máximo para no volver a repetir el error.
A Jesús se le sirve y se le ama en la Cruz y crucificados con Él – San Luis Orione
Siervos tuyos somos, Señor Jesús. Tú nos has dado ejemplo del camino que debemos seguir si queremos ser de los tuyos: la