Somos dados a posponer las buenas acciones y mejorar nuestra forma de vida para hacerla compatible con los mensajes del Evangelio. Somos perezosos, aunque no lo queramos reconocer. Hay que plantarse y decirnos a nosotros mismos que tenemos que actuar ya, que no vale el dejarlo para más adelante. El tiempo de las promesas y los buenos deseos tiene que ser superado por la hora de la acción.
La fe en la vida eterna da al cristiano la valentía de amar aún más intensamente nuestra tierra y de trabajar por construirle un futuro, por darle una esperanza verdadera y firme – Papa Benedicto XVI
Para llegar a la plena unión con Dios, que se producirá tras dejar este mundo terrenal, debemos contribuir, con el esfuerzo del