Somos dados a posponer las buenas acciones y mejorar nuestra forma de vida para hacerla compatible con los mensajes del Evangelio. Somos perezosos, aunque no lo queramos reconocer. Hay que plantarse y decirnos a nosotros mismos que tenemos que actuar ya, que no vale el dejarlo para más adelante. El tiempo de las promesas y los buenos deseos tiene que ser superado por la hora de la acción.
No podemos traspasar los lazos de nuestro ángel guardián, resignado o resentido, siempre escuchará nuestros suspiros – San Agustín
Sí, el guardián que nos ha sido asignado personalmente por el Señor está siempre a nuestro lado y nos acompaña en todo