Sí, el guardián que nos ha sido asignado personalmente por el Señor está siempre a nuestro lado y nos acompaña en todo momento. Otra cosa es que nosotros nos tapemos los oídos para no oír sus consejos, que siempre van dirigidos a que obremos el bien y nos escapemos del mal. Acerquémonos más a ese custodio que tiene la tarea de acompañarnos para que caminemos rectamente por entre los peligros de este mundo.
La oración es un verdadero descanso – San Francisco de Asís
La paz que nos trae postrarnos ante el Señor, reconociendo nuestra pequeñez, es un bálsamo que cura todas nuestras heridas y nos