Es más fácil dar consejos a los demás que aplicárnoslos a nosotros mismos. Tenemos la mala costumbre de criticar a los otros, de sacar a relucir sus defectos y de condenar sus dichos y sus hechos. Si mirásemos sinceramente dentro de nuestros corazones, descubriríamos que estamos necesitados de mejorar en nosotros lo que exigimos al prójimo. Más nos vale asumir que antes de querer poner en orden la casa del vecino debemos tener la nuestra sin manchas. Cuando tengamos que decir a alguien que ha actuado mal, pensemos antes si nosotros hemos actuado bien.
La santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar; la santidad es un secreto: el secreto de mucho amar – Santo Tomás de Aquino
Si alguna vez se nos ha pasado por la cabeza que ser santos es estar rezando todo el día frases oraciones de