Vestir al desnudo, dar de comer al hambriento… El Evangelio nos insta permanentemente a amar a Dios y a los hermanos, que son criaturas suyas. Y el amor a los demás no se entiende si no se comparte lo que se tiene con quien carece de lo más elemental. Al final de los tiempos, el examen que tendremos que contestar es si hemos amado como el Señor nos ha dicho.
Para los cristianos no existen los hombres extraños. Nuestro prójimo es todo aquel que tenemos ante nosotros y que tiene necesidad de nosotros – Santa Edith Stein
Un creyente no puede cerrar los ojos ante las personas que están a su lado, sean ricas o pobres, sabias o ignorantes,