Las buenas intenciones no son suficientes para hacernos mejores. Es necesario que vayan acompañadas de hechos. Si queremos hacer una buena obra, tendremos que ponernos en marcha y hacerla. A veces nos quedamos en los buenos deseos y no damos el paso para convertirlos en acciones. Nos dejamos vencer por la pereza. Es tan fácil abandonarse que solamente con una permanente lucha contra ella podemos avanzar.
Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección – San Pablo, apóstol
Desde los comienzos de la historia del cristianismo se ha venido insistiendo en que el amor es el mandamiento esencial que Cristo