Sabemos que Ella, la Madre, está siempre a nuestro lado, echándonos una mano cuando lo necesitamos, manteniéndonos firmes en los momentos de flaqueza, orientándonos cuando estamos desorientados… ¡Qué alegría tan inmensa poder sentirnos siempre protegidos por María! No dejemos de acudir a ella en todos los momentos. Nos espera con sus brazos abiertos para que sintamos su amor maternal.
Por mucho que se diga, el corazón habla al corazón, mientras que la lengua no habla más que a los oídos – San Francisco de Sales
Lo que tiene auténtico valor en la vida del creyente es lo que sale del corazón. Porque las palabras, en ocasiones son